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martes, 18 de octubre de 2011

Entrevista al ex concejal Enrique Novo











Destiempos Modernos continúa con la búsqueda de testimonios de aquellos estudiosos de la ciudad capaces de defender una posición respecto al nombre que lleva nuestra Plaza central. En el marco de la iniciativa por modificar ese nombre; el de Julio Argentino Roca, nos dimos al encuentro con el ex Concejal Enrique Novo.

¿Cómo empieza concretamente el Proyecto?
Como asumí la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Deliberante, se me ocurrió hacer una reunión ampliada e invitar a varios concejales, a los Organismos y a las ONGs interesadas en el tema. Fueron muchas personas y se hicieron varias reuniones. De allí un grupito de vecinos comenzó a gestar la idea de presentar un proyecto de iniciativa popular para que el Concejo Deliberante tratara el proyecto de cambiarle el nombre a la Plaza Roca. Si bien había muchos matices y argumentos un poco más contundentes y un poco más dóciles con este militar, en lo que coincidían todos es en que era una persona que había tenido relación directa con la matanza de muchos aborígenes, los verdaderos dueños de estas tierras. Me llamaron muchos medios en ese momento, y se inicio una polémica. Y yo lo que aclaraba era que yo no había presentado ningún proyecto. Sino lo que se había hecho, era reunir personas para, desinteresadamente, tratar el tema y poder presentarlo como una iniciativa popular. A ese lenguaje algunos no lo entendieron. Creían que la gesta estaba a cargo mío, estoy hablando de finales de 2008, principios de 2009. Y yo lo único que había hecho era interesarme en el tema e impulsarlo para que las personas y los Organismos interesados confluyan en alguna idea.

¿Qué repercusión tuvo en la política local todo esto?
Lamentablemente hace años que tenemos dirigentes un poquito mezquinos. Eso hizo que se tratara este tema como planteado por el Frente de la Gente, que es el partido mío. Y no como un tema de interés general. Y obviamente como este y otros temas, de un partido pequeño, ajeno al oficialismo, se trata de evitar darle tratamiento para que desaparezca el tema en la coyuntura pública.

¿Cuáles eran los puntos principales del proyecto?
Restituir el nombre original de la Plaza. Restituir. Los nombres que se proponían eran: Plazas de las Libertades, Plaza de la Concepción, Plaza Constitución y Plaza Ranquel. Plaza de la Concepción fue el primer nombre que recibió la plaza. En la campaña electoral había prometido estar dos años. Entonces renuncié a mi mandato y como me había interesado el tema no quería dejar de presentar el proyecto. Lo hice con una idea de buscar una palabra que no sea “cambiar” -que hay mucha gente que le molesta- por “restituir”.. De esa manera quienes objetaban que no era necesario un cambio, yo les decía que no hablábamos de cambio sino de devolverle a la Plaza el nombre que tuvo en su origen y que le fue quitado con una coyuntura de obsecuencia con el General Roca en el marco de una de sus visitas alrededor de 1862. Me parecía importante decirle al pueblo: “Esta bueno devolverle a la Plaza el nombre que tenía antes de que un grupo de, -para mí-, obsecuentes en ese momento a los fines de rendirle homenaje al General Roca, le pusieron su nombre a la Plaza”.
Sería bueno tener una Plaza que tenga un nombre que no afecte negativamente a un grupo grande de personas. Y hoy un grupo grande de personas se siente afectado por ese nombre. Yo quería que no se transforme el proyecto en una lucha mediática entre quienes querían el nombre Roca y quiénes no. Por eso teníamos que tratar de evitar ser los jueces de Roca porque no tenía sentido. Lo que más interesa es que la Plaza deje de llamarse así. El nombre de la Plaza tiene que ser un nombre que nos contenga, porque es un lugar de expresión de los momentos lindos como también de los momentos de reclamo y protesta social. Y no podemos aceptar que un grupo muy grande de riocuartenses se sienta incómodo con el nombre de la Plaza principal. No lo podemos aceptar. En ese momento yo pensaba que la Plaza de la Concepción que fue el primer nombre, así como el de Roca se asociaba a la muerte, el de Plaza de Concepción se asocia a la vida. Y no tiene una connotación religiosa porque, si bien para algunos tenía que ver con la Virgen de la Concepción, tendríamos la posibilidad de darle el significado que cada uno quiera.

¿Qué cambios hubo en la sociedad para empezar a cuestionar el nombre de Roca?
Principalmente el cambio cultural que dió inicio después de los 90 con la Reforma Constitucional y la introducción en nuestro Bloque de Constitucionalidad de los Derechos Humanos. Hoy tenemos un Bloque Normativo compuesto por 130 artículos de la Constitución. Pero además, por un sinfín de disposiciones que integran los Tratados Internacionales de Derechos Humanos. Si uno se pone a mirar para atrás, esa normativa y ese conjunto de derechos reconocidos, resulta un poco incompatible con el nombre de este General que ordenó matar a muchísimos de nuestros semejantes, por el solo hecho de que ellos querían proteger y defender sus tierras. Hoy con el paso de los años, muchos tenemos una mirada antigenocida. Entonces todo lo que se asemeje a una matanza generalizada en forma arbitraria, nos mueve. Por más que muchas personas consideren que este General haya sido un gran patriota. El hecho de no poder compartir con estas personas sus pensamientos, no me lleva a mí a querer generar una guerra contra estas personas que son seguidores de Roca en la historia. Yo quiero que la Plaza se deje de llamar así, pensando en que hay mucha gente no se siente contenido en ese nombre. Un espacio público debería llevar un nombre vinculado con la vida, con la libertad.

En esta ciudad, ¿Hay valores que se corresponden con el General Roca?
Sí. Tenemos una sociedad un tanto conservadora en el sentido de que cualquier cambio es mirado mal. Eso fue lo que yo intenté sortear con la palabra restituir y la palabra cambiar. A mí me interesaba el objetivo: que se cambie el nombre de la Plaza. Más allá de que utilice esa palabra, restituir por cambiar. Porque a los conservadores que están en todas las sociedades de distintas ciudades de nuestro país, consideraba que les iba a afectar menos. Yo no quería guerra con ellos, yo quería que se cambie el nombre. Tal vez no fue el momento indicado, tal vez sea con el próximo gobierno que se retome ese proyecto u otro. Tenemos una sociedad que advierte y se asusta con la posibilidad de cambios, y asemeja cualquier cambio con izquierda, con un partido de izquierda, y la izquierda como si fuera semejante a un terrorista, o a un montonero que pone bombas. Todavía en gran parte de la población, aquella persona que quiere cambiar, o quiere hablar de derechos humanos es vista con el molde de zurdo, de izquierda. Y ese molde que dejó el proceso militar impide que muchas veces se hable de un tema por la connotación que le dan aquellos que no quieren cambios. Todo cambio es de izquierda, es de zurdo, es de revolucionario y empiezan a asemejar y traer progresivamente relaciones que no existen… con un terrorismo, subversivo y zurdaje que ya no es para esta época. Lamentablemente todavía esta enquistada esta supuesta dicotomía. Hasta que no la superemos vamos a tener un poco esta sociedad en guerra, por una guerra que no existe.
Hablar de derechos humanos hoy es imprescindible. No podemos no hablar de derechos humanos después de lo que paso en nuestro país en todos los procesos. Entonces todo lo vinculado con los derechos humanos, incluso de aquellas personas que fueron los propietarios de estas tierras cuando llegó el español, es hablar
es un revisionismo estúpido, que no tiene sentido, para mí tiene sentido. Hablar permanentemente de los derechos de los más débiles y generar esa conciencia de que no tiene que volver a repetirse ningún tratamiento desigualitario, discriminador ni maltrato a los grupos débiles que en ese momento fueron los aborígenes. Hoy son… los sin trabajo, los sin casa, las personas con discapacidad, las que no tienen dinero. Son hoy los aborígenes de ese momento. Entonces creo que ese mensaje de No a Roca, es No a cualquier nombre que se asemeje con la violación de los derechos humanos. Hay que superar esta dicotomía falsa de que hablar de derechos humanos implica tomar un posicionamiento en el partido de la izquierda. Con ese molde te sacan el tema: “Vos sos de izquierda, vos sos zurdo, vos sos tirabombas, y por lo tanto no hablemos porque esto asusta. Hijos cuídense de esta gente porque son peligrosos”. Ridículo, ridículo. Pero hay que aceptar que eso existe en esta sociedad. Si no aceptamos que esto existe, por más que nosotros consideramos que es absurdo y que tenemos que trabajar desde cada lugar que nos toca para cambiar esa incultura, y que los hijos de esta persona deje de pensar como ellos, esta dicotomía y este sector va a seguir existiendo.
Porque si estos chicos hijos de estas personas escuchan todo el día en su casa eso, es muy difícil sacarle esa idea de la cabeza. Entonces tenemos que no dejar de hablar de esos temas.

¿Considera que es posible superar las dicotomías?
Una de las maneras es informando, estudiando, analizando, qué es lo que pasó en nuestra ciudad, preguntarse por qué se designó ese nombre. Ese nombre de la Plaza Roca fue puesto alrededor de 1982 en una visita, cuando estaba por venir el Gral. Roca. Esa coyuntura no está más. Y las personas que lo propusieron no fueron de la ciudad de Río Cuarto, sino que fue un grupo, en ese momento, obsecuentes con el Gral. Roca. Eran personas que querían retribuir a Roca lo que ellos creían que Roca había hecho por estos lugares. Fue una coyuntura. Hoy la mayor parte de la ciudad de Río Cuarto es ajena a esa coyuntura. Y hay gran parte de la población a la que le molesta ese nombre. Bueno, busquemos un nombre que no le moleste a nadie. Lo ideal es eso, si yo quiero un nombre que le moleste a un gran número de personas, es desconocer la democracia.

¿Qué valor simbólico le atribuye a la Plaza el nombre Roca?
Para mí durísimo. A mí me da vergüenza. Me encantaría que se llame de cualquier otra manera. Tiene que surgir de la gente un nombre más democrático.

¿Qué hay de la discusión que plantean los historiadores de no desarraigar identidad del pueblo?
Eso se rompe con la restitución del primer nombre. Cuando yo pensé el proyecto pensé en la manera de romper con esos obstáculos: yo no lo cambio, lo restituyo. Que además tiene el valor histórico: el primer nombre de la Plaza. Busqué un nombre que supere a Roca: fue el nombre que tenía antes la Plaza. Yo quiero el primer nombre que tuvo la Plaza. Ya no es coyuntural, aunque mi motivación es real, coyuntural por sobre los derechos humanos actuales, pero de esa forma decís, el nombre nuevo es el nombre viejo, va
a pasar a la historia como el nombre histórico. Con Plaza de la Concepción se elimina ese obstáculo. Muchas veces uno tiene que ceder. A mí el que más me gustaba era Plaza Constitución, porque soy constitucionalista, me gusta la Constitución como norma que frena los abusos del Estado. Pero digo, yo no tengo que poner ahí lo que más me gusta a mí. Tengo que ver cómo lograr el objetivo que es que se deje de llamar Roca. Creo que devolverle el nombre histórico es una manera. Así que bueno. Necesitamos que el Intendente de turno esté de acuerdo, necesitamos que se anime. Pasa que si hay un intendente que es un poquito débil, cualquier opinión en contra, ya lo debilita.

Entrevista realizada por Cecilia Mena
Estudiante Ciencias de la Comunicación

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